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Viure és un plaer (o no)

El lenguaje

Últimamente me siento limitada. Mi diccionario es muy escaso, y me es muy difícil poder describir todo lo que veo tal como lo veo, a parte esto me supone un gran problema por que tampoco puedo explicarle al óptico como veo y por eso veo poco. Yo miro y las cosas las veo dobladas, borrosas, no nítidas, pero según él veo como he de hacerlo. Para mí es difícil creerme que todo el mundo ve igual que yo. Hasta que el otro día hablé con Aurora y los miopes no vemos la realidad, sino una mezcla de ella y de nuestra aportación imaginaria que intenta rellenar esos huecos que nos provoca nuestro defecto. A parte, no ver bien no ha hecho que obligue a los otros sentidos a desarrolarse, el otro día sin ir más lejos Ivan oía y yo veía, él no vio aquellos granos y yo no oí lo de elocuentemente, y eso hace que me reafirme más en que la soledad nos hace perdernos muchas cosas. Los grupos nos ayudan a ver, oir, saborear, sentir mucho más de lo que podríamos estando solos. En mi caso, sin Ivan me perdería muchas de las cosas que se oyen y vería menos de lo que veo. Por otro lado, es cierto que esa dualidad o esas pequeñas comunas tambien pueden borrarnos un poco, es muy fácil dejarse llevar por la visión de los de al lado, y ignorarnos, y entonces, como lei en el blog de un buen amigo, redescubrirnos y darnos cuenta de todo aquello que habíamos borrado pensando que ya no era nuestro. Pero a pesar de este riesgo, es mucho peor la burbuja.
Ayer vimos El Bosque, y ha sido la inspiración para este post.

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