Movimiento
Las cosas en la vida tienen su propio ritmo, y aunque yo quiera cambiar eso es imposible. Es uno de mis grandes problemas, querer que todo vaya según mi ritmo, y gasto tanta y tanta energía en ello que repercute en mi materia más de lo que yo me imagino.
Vamos a cambiar de vivienda, ciudad, entorno,... y yo soy Patri LA ANTI CAMBIOS. Bueno, eso no es cierto del todo, me encantan los cambios, pero los controlados por mí en un 80 o 90%. Peluquería, no me ha dado nunca miedo ir y decirle eso típico a la peluquera "hazme lo que quieras", por que en el fondo sé que ella por su parte nunca haría eso realmente, con eso me refiero a lo que ella haría en realidad, y a parte el pelo vuelve a crecer y santas pascuas. Los muebles, me encanta cambiar las cosas de sitio, pero soy yo la que pongo esa mesa aquí, ese sofá allá. Bar, no tengo ningún reparo en ahora meterme en el bar de la esquina del barrio donde vivo como en ir al bar del cualquier parte del Grau y hacer un café en la barra. Pero todo esto son cosas que yo controlo, decido, muevo,... La venta del piso está siendo más dura de lo que yo pensaba. Porque yo pensaba que simplemente era necesario querer venderlo y punto, pero no es así. Lo vende una persona que a penas conozco, entra gente que no tengo ni idea quien es y se mete en ese sitio donde tú pasas tu vida. Nada depende de mí para que se venda o no y me paso el día haciendo fuerza para que esa persona que va a pasar mi puerta lo quiera y pueda comprarlo, porque claro, PUEDA COMPRARLO. La vivienda hoy en día no es un derecho, es un LUJO. Afortunados los que tenemos ese techo digno para cobijarnos. En definitiva, el piso se venderá, nosotros iremos a vivir la plana y todo esto será cuando tenga que ser, ni antes ni despues, esa fuerza que hago tengo que dirigirla al water para cagar mejor de lo que lo hago.
Vamos a cambiar de vivienda, ciudad, entorno,... y yo soy Patri LA ANTI CAMBIOS. Bueno, eso no es cierto del todo, me encantan los cambios, pero los controlados por mí en un 80 o 90%. Peluquería, no me ha dado nunca miedo ir y decirle eso típico a la peluquera "hazme lo que quieras", por que en el fondo sé que ella por su parte nunca haría eso realmente, con eso me refiero a lo que ella haría en realidad, y a parte el pelo vuelve a crecer y santas pascuas. Los muebles, me encanta cambiar las cosas de sitio, pero soy yo la que pongo esa mesa aquí, ese sofá allá. Bar, no tengo ningún reparo en ahora meterme en el bar de la esquina del barrio donde vivo como en ir al bar del cualquier parte del Grau y hacer un café en la barra. Pero todo esto son cosas que yo controlo, decido, muevo,... La venta del piso está siendo más dura de lo que yo pensaba. Porque yo pensaba que simplemente era necesario querer venderlo y punto, pero no es así. Lo vende una persona que a penas conozco, entra gente que no tengo ni idea quien es y se mete en ese sitio donde tú pasas tu vida. Nada depende de mí para que se venda o no y me paso el día haciendo fuerza para que esa persona que va a pasar mi puerta lo quiera y pueda comprarlo, porque claro, PUEDA COMPRARLO. La vivienda hoy en día no es un derecho, es un LUJO. Afortunados los que tenemos ese techo digno para cobijarnos. En definitiva, el piso se venderá, nosotros iremos a vivir la plana y todo esto será cuando tenga que ser, ni antes ni despues, esa fuerza que hago tengo que dirigirla al water para cagar mejor de lo que lo hago.
4 comentarios
Patri -
Paco -
qué bueno el final!!!
genial!
Sergi -
Besito!
slump -